Vuelvo al ataque con mi amiga la calabaza, pero esta vez te quiero sorprender. Nada de comerla en un plato salado, ni siquiera en un postre. ¡Esta calabaza se bebe!
Prometo que no se me ha ido la cabeza. Encontré la receta hace cosa de un mes en el blog Danza de fogones, el cuál recomiendo mucho, y con esto de que siempre suelo tener un recipiente con calabaza asada a cachitos en la nevera aproveché para probarlo.
Como de costumbre personalicé su receta, ya que ese blog es vegano y yo quería algo más lácteo y varié algo las medidas (lo que en investigación puede ser i+D y en casa es, hecho las cosas, pongo la batidora y a ver qué pasa). ¿Y qué pasó? Pues todo un descubrimiento. Un batido dulce, especiado a tope y con un saborazo a otoño increíble.
Ingredientes
- 1 yogur natural sin azucarar (o uno de soja también sin azucarar)
- 1 taza de leche de avena
- 50gr de copos de avena
- 100 gr de calabaza asada (más o menos. Si no te quieres tirar a la piscina desde el principio hecha la mitad, prueba en batido una vez triturado y si lo decides, echa más y vuelve a triturar)
- 1 plátano maduro
- 2 dátiles*
- 1 cucharada de semillas de chía (opcional)
- 1 cucharadita de canela
- 1/4 de cucharadita de nuez moscada
- 1/2 de cucharadita de jengibre en polvo
Elaboración
- Echa todos los ingredientes en un vaso batidor y tritura hasta que consigas una pasta homogénea.
- Si ves que es demasiado espeso echa más leche de avena.
- En caso de que te guste más dulce échale un chorrito de miel, pero pruébalo antes por si acaso 😛
* Si remojas los dátiles en agua templada media hora antes de hacer el smoothie, conseguirás que se ablanden y que se trituren más fácilmente.
Como ves es un smoothie muy fácil y está la mar de rico. A mí me parece genial para días que no tengo mucho tiempo para desayunar o me apetece algo diferente.
¿Te atreves con él? 🙂